viernes, 18 de septiembre de 2020

 TODO VA A SALIR BIEN

     Alfredo paseaba por el parque. La cabeza gacha, las manos en los bolsillos y arrastrando los

pies llevaba en Varsovia unos pocos meses y aunque había encontrado trabajo comoe nfermero, la

vida se le estaba haciendo muy dura. No se estaba adaptando bien e incluso estaba pensando en

volver a España, aunque desde que había fallecido su abuelo ni esperanza le quedaba. Se sentía muy solo.

    Paseaba cerca de unos grandes charcos cuando un sonido le hizo pararse y levantar la

cabeza. El trino de un pájaro que le recordó a su Villafranca de los Caballeros natal. Era el canto del

carricerín cejudo.

     Lo habría reconocido en cualquier parte. Su abuelo le enseñó a diferenciarlo de los cantos de

otras aves mientras paseaban por la Laguna Grande en busca del carrizo con el que se ganaba la

vida fabricando escobas, porque decía que escucharlo traía buena suerte, así que tenía que estar muy atento.

    También le vinieron a la memoria, como llevado por una banda sonora, los baños de embarrados humedales con sus amigos de infancia y aquel primer beso furtivo compartido con Adela entre los juncos. Incluso cuando tuvieron que despedirse y la vio montarse en el coche de su padre

para marchar camino de la ciudad, porque al igual que a él ahora, en el pueblo no le quedaba nada.

    En ese momento, el canto del carricerín cejudo pareció elevarse y hacerse más fuerte para arroparle en su tristeza.

    Era aquel canto otoñal que iba y venía todos los años y le acompañaba siempre a su paso.

    Un golpe en el brazo le devolvió de sus recuerdos.

    -"Przeprasam*"- le contestó una sonrisa rubia que pasaba a su lado.

    Tan solo contestó devolviendo la sonrisa mientras pensaba

    -"Todo va a salir bien"

*Disculpe